Explosive declassified documents revealed in a Yukaton Daily how the Nicaraguan counter revolution was funded in part from drug trafficing, after the Boland amendment made it illegal for the White House's basement to do so
back in the 1980's.
Explosivos documentos "descodificados" en EU
CIA, Contras, Fagoth y el Cartel de Medellín
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Steadman Fagoth, líder misquito de Nicaragua, cuatro años antes de robar cocaína colombiana en Yucatán.
El Cartel de Medellín, poderosa organización de narcotraficantes colombianos, levantó a mediados de los ochenta en Yucatán una completa estructura para trasladar cocaína a Estados Unidos, que incluyó la adquisición de un rancho de 16,000 hectáreas, según se sabe ahora por documentos desclasificados recientemente por el gobierno norteamericano.
Al parecer la organización contó con el apoyo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), que, a su vez, protegió encubiertamente a los opositores del régimen sandinista de Nicaragua, con dinero procedente del tráfico de armas y de estupefacientes.
En esa época, los colombianos adquirieron por lo menos un rancho para almacenar cocaína traída de Colombia por mar y aire, y reenviarla a Florida y Georgia en pequeños aviones.
La operación fue conocida e incluso auspiciada por la CIA, según documentos hechos públicos recientemente por el gobierno estadounidense, relacionados con el caso "Irán-Contras".
El famoso Barry Seal
En esos escritos aparece el nombre de Barry Seal, uno de los espías más famosos de Estados Unidos, como uno de los informantes principales de la conexión colombiana en Yucatán.
Seal, narcotraficante y espía a la vez, fue acusado de introducir mil millones de dólares de cocaína a su país, antes de morir asesinado pocos meses después de informar de la participación de ese organismo en el tráfico de drogas y de las actividades de los colombianos en Yucatán. El caso "Irán-Contras", como se le llamó, fue el mayor escándalo político del gobierno de Ronald Reagan (1981-1989).
El Congreso de Estados Unidos bloqueó en ese tiempo la entrega de dinero a los "contras", como se conocía a los combatientes antisandinistas, y también la venta de armas al Ayatola Jomeni, líder espiritual de Irán.
La CIA, sin respetar al Congreso, desarrolló una estrategia para suministrar armas a los iraníes y traspasar parte de las ganancias a la "contra" nicaragüense mediante una triangulación con empresarios de Arabia Saudita y Brunei. Esta operación la coordinó el teniente coronel Oliver North.
Posteriormente, los apoyos financieros a la "contra" vinieron de narcotraficantes colombianos que financiaron a los combatientes a cambio de recibir facilidades de la CIA y de otras autoridades norteamericanas para introducir drogas a Estados Unidos.
Seal, experimentado piloto de aviación, trabajó estrechamente con el Cartel de Medellín y conoció de cerca a sus principales dirigentes. Él mismo realizó innumerables vuelos a Estados Unidos con cocaína.
Revelaciones mortales
En lo más álgido del escándalo "Irán-Contras", Seel hizo revelaciones sobre la presunta participación de la CIA en el financiamiento a la "contra" con recursos del narcotráfico. Luego apareció muerto, en 1986.
Dos años después, cuando la Cámara de Representantes de Estados Unidos inició una investigación sobre el caso, el agente de la DEA, Ernest Jacobsen, reconoció ante los congresistas que Seal era un agente del gobierno inmiscuido en el Cartel de Medellín, y que estaba al tanto de las operaciones de ese grupo criminal en la Península de Yucatán.
De acuerdo con el testimonio de Jacobsen, hecho público recientemente por el gobierno norteamericano, Seal participó en una operación de la DEA calificada como "la más importante investigación en la historia de la DEA", que pudo llevar al arresto de los principales líderes del Cártel de Medellín "si a Oliver North no se le hubiesen escapado los detalles de la operación".
En su testimonio, Jacobsen dijo que Seal había revelado a la DEA que entre 1984 y 1986, el Cartel de Medellín "tuvo en Yucatán un rancho de 40,000 acres (16,184 hectáreas, pero el documento no precisa la ubicación), para almacenar la cocaína colombiana y reenviarla a Estados Unidos en pequeños aviones. Estas naves podían cargar de cuatro a quinientos paquetes de droga".
El informe de la DEA no dice cuándo fue desmantelado ese rancho como base de operaciones del narcotráfico, pero hay indicios de la presencia de los colombianos en Yucatán hasta 1990.
Según Jacobsen, los colombianos querían mostrarle a la CIA su base de operaciones en Yucatán y sus bodegas en Georgia y Florida, habilitadas para almacenar cocaína, para congratularse con los Estados Unidos, habría dicho el agente Seal.
Este acordó reunir a todos los miembros del Cartel de Medellín en un lugar donde podrían ser arrestados.
"Y estábamos en el proceso de hacer eso, cuando estalló la tormenta y Seal murió", manifestó Jacobsen en su testimonio.
Informe explosivo de inspector general de la CIA
De 1984 a 1986, la agencia de espionaje arregló de 50 a 100 vuelos de aviones del Cartel de Medellín a terminales aeroportuarias norteamericanas, sin que fueran inspeccionados por el Servicio de Aduanas de ese país, como parte de un acuerdo de la CIA y los colombianos, según se asienta en un informe de 410 páginas del inspector general de la CIA en esa época, Frederick Hitz, recientemente desclasificado.
La Península y varios países de Centroamérica se convirtieron entonces en puntos importantes para el transbordo de la droga procedente de Sudamérica, tanto por vía aérea como marítima.
Según los documentos desclasificados, su proximidad geográfica a los países productores y a Estados Unidos convirtió a la Península en "una ruta natural para el transporte de drogas". Los millares de kilómetros de costas sin vigilancia, pistas de aterrizaje clandestinas y las fronteras, sin vigilancia, facilitaron la operación. En esa época los cargamentos de cocaína iban de la Península a Georgia, Luisiana, Texas, Colorado y Nueva York.
Los colombianos que usaban la ruta de la Península controlaban flotas de aviones pequeños, muchos con comunicaciones complejas. Hay indicios de que varios integrantes del Cartel de Medellín permanecieron en la Península por lo menos hasta 1989. Fichas de delincuentes
Ayer, en la ciudad de México, la Procuraduría General de la República informó que está reuniendo datos para hacer fichas de los perfiles psicológicos y criminológicos de narcotraficantes, a fin de tener nuevas estrategias para combatir al crimen organizado.
El Cartel de Medellín fue fundado por los narcotraficantes Fabio Ochoa y Pablo Escobar y duró hasta 1993, con la muerte de Escobar. Ochoa cumple actualmente una condena de 30 años de prisión en Estados Unidos. El Cartel fue considerado "una de las organizaciones criminales más despiadadas y violentas del mundo". Según un reporte de la DEA, incluido en el conjunto de documentos oficiales desclasificados y relacionados con el caso "Irán-Contras", los narcotraficantes colombianos usaban el Canal de Yucatán y el Paso de la Mona, cerca de Puerto Rico, como su principal ruta aérea y marítima para trasladar drogas a Estados Unidos a principios de la década de los ochenta.
El plan de Fagoth
La cantidad de cocaína transportada a Estados Unidos a través de la Península de Yucatán levantó la ambición de otros grupos antisandinistas, como el encabezado por el líder de la resistencia misquita Steadman Fagoth.
Un cable enviado por un agente de la CIA en el período de 1987 a 1988 a sus jefes en Estados Unidos revela lo que sería un plan de Fagoth, diseñado en 1984, para "asesinar en Yucatán a los narcotraficantes colombianos que trabajan en ese lugar de México, apoderarse de su cargamento y venderlo para financiar las actividades de lucha misquita".
Según la CIA, hay la presunción de que Fagoth llevó a cabo su plan y vendió las drogas.
Esta información aparece en el informe "Report of Investigation" del Inspector General de la CIA, Frederick Hitz, sobre el caso "Irán-Contras", volumen I, páginas 187 a 288.- H.C.C.
Yucatecos en el Cartel de Medellín
Hay indicios de que varios integrantes del Cartel de Medellín permanecieron en Yucatán por lo menos hasta 1989.
Luego del desmantelamiento del rancho de 16,000 hectáreas en el Estado, el Cartel envió a México a Jorge Humberto Chalarica Cortez con la misión de reorganizar el tráfico de drogas de Colombia a Estados Unidos.
Según documentos de la DEA de la época, Chalarica abrió pistas clandestinas en Sonora, Tamaulipas y Yucatán. Aquí el Cartel de Medellín contactó a varios yucatecos, encabezados por Enrique Ferráez Peraza, para recibir pequeños aviones cargados de cocaína en la pista de su rancho Chapultepec, en Tizimín.
Este rancho, de 300 hectáreas aproximadamente, sirvió como centro de recepción de drogas y de reabastecimiento de combustible a las aeronaves colombianas.
Además de ese rancho, entre 1988 y 1989 varios yucatecos prestaron asistencia a los colombianos en el desembarco de droga en Progreso y en pistas aéreas cercanas a Holcá, municipio de Kantunil, o en comisarías de Yaxcabá, de acuerdo con los informes públicos de la DEA.
La detención de los yucatecos del rancho Chapultepec en octubre de 1989, de lo que el Diario informó ampliamente, permitió pocos días después el arresto de Magdalena Pineda Trinidad, una mexicana encargada de lavar el dinero del narcotráfico en territorio nacional.
Según la DEA, Magdalena Pineda compraba y vendía propiedades en el centro y la zona hotelera de Cancún, y tenía trato con empresarios y políticos yucatecos.
En noviembre de 1989 la Policía Judicial capturó en la ciudad de México a Chalarica Cortez y a sus principales socios colombianos y mexicanos. Chalarica Cortez, alias "El Negro", había llegado al país a fines de 1987 enviado por Gonzalo Rodríguez Gacha, uno de los principales jefes del Cartel.
Arribó junto con otros dos colombianos, Alejandro Bernal y Julio Chagy de la Rosa, avecindados luego en Estados Unidos pero visitantes frecuentes de la Península. En dos años, según la DEA, esta célula introdujo a Estados Unidos más de 50 toneladas de cocaína, procedentes, la mayoría, de la Península de Yucatán.- H.C.C